jueves, 21 de febrero de 2008

SUEÑOS

SUEÑOS

Soñó que estaba soñando y en ese sueño soñado
El reía, la besaba... y la mano en su cintura, le indicaba pertenencia
La sonrisa ancha y franca del hombre que había logrado
Hacerle así, sin preámbulos, ni conceptos...
aprender a amar en sueños.

En la vida de verdad, no en la que vivía cuando cerraba los ojos y creía que dormía, eran personas muy serias, atadas a sus principios, sus rutinas y sus leyes.
Pero cuando se concentraban en la calle de los sueños...
Desafiaban toda regla y se desangelizaban, amándose sin reparos.

Al principio no sabían porque después de soñar
Luego de romper rutinas, sus miradas se encontraban, se rehuían... teñidas de complicidad.
En este sueño soñado sabían o adivinaban
Que algo habría de cambiar.

Se encontraron casualmente en un sueño... no soñado
y los dos se sorprendieron, se miraron, se acercaron
No supieron, no entendieron quienes eran, en la calle de los sueños
Despertaron suavemente, con los ojos en los ojos
él rió, la abrazó y la mano en su cintura le indicaba pertenencia.






Marta Duhalde
2005