viernes, 8 de julio de 2011

CARTA A MI HIJA


Carta a mi hija

Mi nena rubia, cabellos de ángel, ojos de esmeralda asombrada,
pequeñita y suave como algodón. Nunca pude expresarte este amor inmenso que no entra en mi pecho. Creciste muy pronto, te hiciste mujer. Atrás quedó tu primer diente, tus primeros pasitos.
La mano regordeta buscando mi guía. Nena brillante, adolescente rebelde y mi amor queriéndote proteger del mundo.
Quizás lo sepas, o lo presientas, iluminaste mi vida; esta vida que si fuera necesario, no vacilaría en dártela.
En mis oídos repiquetea tu voz diciéndome: má…estoy embarazada. No sabía que tenía la facultad de enmudecer y solo salió de mi boca, el llanto más sublime de mi vida. Te asustaste de mi congoja _¡pero no…si es la emoción! _.
Mi nena en el quirófano-¿y si no puede? ¿y si le pasa algo malo?
¡Dios…que no sea ella, aquí estoy yo!
Recuerdos…tu panza; mi panza, tu llanto y el mío…
Y todo vuelve a comenzar: tu hijo, mi nieto... Pedacito de pelo rubio.
Mi nena mamá, me diste el regalo más hermoso, la posibilidad de escuchar esa vocecita diciéndome: “labu…”
No te enojes conmigo si te doy consejos. Se que sos una mami- ternura como pocas y ese amor de todos los colores que sentís por tu hijo, es como el que yo siento por vos.
Solamente te diré: gracias, mi nena mamá.

Tu madre



Autora:
Marta Duhalde
Del libro. ESTACION DESTINO
Publicado el 8/11/2006
Bs. As. República Argentina

lunes, 16 de mayo de 2011

MARIPOSA DE AMOR


Mariposa de amor

Te estoy esperando, la tarde se prolonga más allá de si misma. Me quedo extasiado en el crepúsculo.
Mientras acerco a mis labios la taza de café, miro la calle por la ventana abierta. Me malhumora el bullicio y el andar aprisa de la gente.
Las caricias de tus manos no se borrarán jamás. Tu mirada azul salpicada de estrellas se perdió para siempre en mi hondo corazón.
Pequeña mariposa triste, siento que te he dado mi amistad, nos comprendemos, eres igual a mí, he llegado a creer que sueñas mis propios sueños.
Te me rendiste como una adolescente apasionada, sé que soy tu felicidad.
Comenzamos, así, como amigos confidentes. El amor se instaló sin llamarlo, entre la jaula dorada de un hotel.
Te enseñé a volar y volando contigo, aprendí, los ojos en los ojos, cómo mi alma se abre en estallidos de una nueva vida.
Termino mi café, el cielo se torna más azul, algunas luces comienzan ya a encenderse. Llamo al mozo y le pido otro café.
No es habitual en Carla hacerme esperar, aunque reconozco que últimamente está rara, como huidiza.
Si bien no nos prometimos nada, se daba por hecho que nuestro romance sería para toda la vida. Mi vida sembrada de rosas… me duelen sus espinas.
La rosa cotidiana a perdido su fuerza. Amo la altivez, la constancia y pureza de Carla, mariposa de amor.
Las mujeres han sido la alegoría de mi existencia.
Les he brindado amor, compañía, amistad, compartiendo con ellas los momentos más maravillosos.
Supe seguir el consejo de un colega._Tienes todo lo que un hombre necesita; dinero, prestigio, poseedor de un gran atractivo físico_.
_¡Toma lo que la vida te ofrece! _.
He sembrado mi camino con hermosas flores, pero también, solitarias y tristes. Supe llegar a todas y a cada una, dándoles mi amor, como nube de verano, como robo de abeja o adorno de mariposa.
Esposas de amigos, vecinos o primos. Claro, conocía sus engaños y desinterés, me confiaban sus más íntimos secretos.
Yo les ofrecía mi comprensión desinteresada, a lo que ellas, lenta y blandamente, se entregaban con nostalgia infinita.
También necesitaba que me amen, sintiéndome deslumbrado y conquistado. Sabía que mi presencia las perturbaba y mi mirada sabia veía su dulce fragilidad.
Nunca me sentí culpable. Todos continuaron viviendo armoniosamente, sin pagar el tributo al divorcio.
Tomo el frío sorbo de café y recuerdo el ultimátum de Carla.
Nuestro romance, que había comenzado como todos los anteriores, llevaba ya diez años.
Mientras yo conocía las andanzas del marido, ambos sabíamos que mi mujer estaba enamorada de otro hombre.
La vorágine de esta vida sin luz, nos llevó al interior de una inmensa y cálida rosa encendida, de donde ya no podemos salir.
Un ruido estrepitoso me obliga a mirar por la ventana, la noche cae brumosa, la gente se aglutina…seguramente un choque.
Llamo al mozo, le pago mis cafés solitarios y salgo.
Me acerco dificultosamente, al lugar del accidente, donde me dicen que un auto había embestido a una persona.
Estaba inmóvil, los párpados se cerraban sobre la mirada azul, su fina mano enguantada de luto, encerraba un sobre blanco, se lo retiro delicadamente y leo:
Sr. Alberto Guido
Rte: Carla Urruitía

Mariposa triste que quisiste volar y a la que se le doblaron las alas…las alas… Pensaba volar con vos.
Mis párpados flojos se cerrarán también.


Marta Duhalde
2004

miércoles, 20 de abril de 2011

PRIMER AMOR


Primer Amor


Eras el sueño no soñado de todas las chicas del barrio. Tu porte veinteañero, allá en los sesenta, mientras Charli y Nito Mestre se unían en Sui Géneris, no tenía comparación con los adolescentes de quince, que eran con quienes teníamos relaciones amistosas o de vecinos.
Mientras ellos comenzaban a usar los pantalones anchos a la moda, vos vestías con el pantalón planchado con raya, la camisa impecable con tres botones intencionalmente desprendida, por donde se asomaba el vello viril de tu pecho. El pelo corto, negro y brillante de recién lavado.
Cuando escuché tu voz…todavía tiemblo al recordarla…_¿te acompaño? _¿Que…? ¿A mí?_ ¡ Sí, a vos ! _No, no me dejan…_ Tenés los ojos más lindos que he visto ¿Cuántos años tenés? _ eee…, voy a cumplir quince_.
La voz salía de mi garganta sin que la pudiera modular, lo había observado siempre como lo inalcanzable. Era la única entre las amigas que no había tenido un “filito”, como se acostumbraba decir en esa época, la del estallido hippie y la llegada del hombre a la luna. Por otra parte me sentía flaca y fea, viéndome en blanco y negro como los sufrientes personajes femeninos del genial Leopoldo Torre Nilson.
¿ Justo a mí? Mis abuelos no me permitían salir sola, una niña como yo…se tenía que cuidar.
¡ Abuela… voy a lo de Inés…tengo que buscar una carpeta! _¿ Cómo hacés para ser tan linda? ¡Soltáte el pelo, quiero verte sin la trenza! _ No me acompañes hasta mi casa…¡pueden vernos!
Inventaba cursos, tareas grupales a realizar con mis compañeras de la secundaria y mientras el mundo festejaba el primer trasplante de corazón, la vacuna de la polio y la píldora anticonceptiva, mi amor estallaba cada vez que tomabas mi mano…creyendo desvanecerme.
El primer beso no tardó en llegar…_¡ No…no…! ¿Qué hacés?_ Tu mano en mi cintura…tu boca intentando invadir la mía…la respiración jadeante…tus manos. El perfume de los tilos se extendía y comenzaba a marearme, a lo lejos se escuchaba la voz de Chico Navarro…cantando el éxito del momento…”El camaleón. _¡Tené cuidado!_ Repiqueteaba aún en mis oídos la voz de mi abuela_¡ Es mayor que vos, no te dejes manosear! ¡ Si te entregas a él como mujer y no se casa con vos, nadie te querrá! _¡ No…quitáme las manos de encima! ¿ Quién te crees que soy?_¡ Por favor… te quiero… te necesito… no me rechaces! _Mis lágrimas y las tuyas, tu ruego y mi negativa…_.
Y en un abrir y cerrar de ojos…la nada…la oscuridad morada de la angustia…la despedida corta y fría _¡no te veré nunca más!
Estremecida de dolor, nadé miserablemente contra la corriente celeste del
instinto. Se derramó mi alma bajo los tilos enredados de aromas y en ese anochecer sentí el temblor de Venus.
Distrajeron mi angustia los acontecimientos del mundo… el gobierno argentino fue derrocado tras un golpe de estado, asumió Onganía…el presidente de facto, gobernando sin congreso… guerrilla y Cordobazo. Mueren asesinados Kennedy y Martin Luther king, matan al médico argentino Ernesto Guevara de la Serna, que había luchado en Cuba junto a Fidel Castro.
En medio de tanto sufrimiento…¿Qué haría sin vos? Desde la casa llena de suspiros…te veía pasar…erguido y orgulloso, lastimado tu ego como un Dios del Olimpo.
Y lloré día y noche…-¿Porqué no salís con tus amigas?- El Liceo de señoritas ya me estaba cansando, los exámenes me producían un silencio mental que me provocaba terror…sudor frío…cielo…trueno. Y el amor sordo y ciego comenzó a hacerme piedra el corazón.
Derramaba pretextos la genialidad de Favio, estrené lágrimas con “Crónica de un niño solo”, admiré al gaucho justiciero en “Juan Moreira” y deseé ser Griselda en “Nazareno Cruz y el lobo”. Escuchaba sus temas con melancolía infinita…”Un cuento de amor”, “Fuiste mía un verano”…y “Ella ya me olvidó”.
Diploma, fiesta de egresadas… bailes, amigos. _¡Por fin una sonrisa…! ¡Sos muy orgullosa! -¡Te invito a salir!-. Dale…a mi primo le gustás, es muy buen mozo y ¡Es bancario! ¿Sabés que carrera está haciendo?.
Y así transcurrían los vanos esfuerzos de mis amigas por borrar mi tristeza, entre lunas…brisas y veranos nublados.
De pronto el destino con su sombra implacable. La abuela…se había muerto la abuela… El dolor no tenía consuelo…la tierra, las flores…los ojos de húmeda blandura…no me quedaban lágrimas.
El tiempo, arco iris de la vida, brilló con su milagro, como un jardín de estrellas.
Me había mudado con mi padre a un departamento. Hay que vender la casa de la abuela…¡abuelo, te ayudaré a guardar la loza…! ¿Te ayudo con el arcón?
- Ordeno la habitación y te preparo algo rico para comer, pero antes voy a comprar pan al lado-. El triste acontecer y el desprendimiento de esa casa donde había transcurrido mi infancia y mi blanda adolescencia, me produjo una rara mezcla de añoranza, alegría y tristeza.
_¡ Hola! Lamento lo de tu abuela…¡ hacía tanto tiempo que no te veía!
Cuando me alejé del barrio, luego de su muerte, llegaron a mis oídos rumores de vecinos. _¿No saben dónde vive? ¿Cómo no se despidió? _ El absurdo_ ¡No supiste ver detrás del muro de tristeza! Y recordé…¡cuántas tardes, con sutil perversidad pasabas frente a mi puerta, con impávido descaro, con tu conquista de turno!_ ¡Estás más hermosa que nunca! ¿Vamos a tomar un café?_.
La sangre corría por mis venas como flores de luz…tomaste mi mano, vi en tus ojos azabache…(¿porqué ahora?) un amor infinito…_¡Perdón…! No supe ver…no te comprendí. _Habló mi boca, la memoria miscelanea recordó tu pelo…no era tan brillante…, tu camisa…no mostraba el bello viril y ¿Qué pasó con tu porte? _¡No… no tenés derecho! _ ¡ Sí, el amor que guardé para vos durante todo este tiempo! ¡ cobardia y vergüenza me impidieron acercarme!
_¡ No…!_¡ Mirá… me pongo de rodillas…perdonáme…, si me aceptás nos casamos y…_¡ Basta! Levantáte y no te humilles más…_Una pátina de pudor me impidió decirte: fuiste mi sueño, por donde el tiempo se olvidó de pasar…vos no eras éste…_Sentí que te envolvía el brillo sepia del olvido_.
Solo dije: es tarde…mi abuelo me está esperando…
Llanto, trueno, nubes y el sol pintando el cielo del atardecer. Me había hecho mujer… ya no eras la ilusión…
Allá, a través de los cristales de la puerta del zaguán, se escuchaba la melodía del último disco de los Beatles.
Julio Cortazar editaba “Rayuela” y las alas invisibles invitándome a volar…trinos secretos, la dulzura de los tilos…el invierno silencioso ya se iba y la primavera se preparaba para engalanar mi nueva vida.
Un pétalo blanco traído por el viento, rozó mi mejilla.


Marta Duhalde
2004